Para Pablo, su discapacidad ha sido un motor que lo ha impulsado a demostrar que es capaz de lograr los objetivos que se proponga.
Pablo es un joven de 31 años y uno de los integrantes más antiguos de la Fundación. Llegó en el año 2015 y sus evidentes capacidades contribuyeron a un rápido proceso de inserción laboral, desempeñándose por varios años en la misma empresa, durante los cuales mostró grandes avances, tanto en aspectos de desempeño como en autonomía y seguridad personal.
Sin embargo, los objetivos de Pablo consideraban crecer más aún profesionalmente, por lo que renunció a su empleo tomando un gran riesgo, pues siempre estuvo consciente de lo difícil que es tener una segunda oportunidad. Nuevamente su perseverancia, creer en sí mismo y contar con el apoyo de su familia, le permitió tener otra oportunidad laboral, esta vez, una inmobiliaria en la cual trabaja hasta el día de hoy, desempeñándose como apoyo administrativo en los distintos proyectos y demostrando que buscar nuevos desafíos no está prohibido para nadie.
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