Es innegable que el apoyo familiar es fundamental para cualquier persona; sin embargo, en la población con discapacidad, este adquiere un valor especial.
Independientemente del enfoque o visión desde donde se defina a la familia, se puede afirmar que esta es un grupo de personas con los cuales se tiene un vínculo emocional significativo.
Producto de las barreras que se encuentran en el ambiente, tanto físicas como actitudinales, la familia de una persona con discapacidad, tiene un rol primordial en el desarrollo, pues son quienes suelen asumir la tarea de hacer frente a dichas barreras.
Además de los roles que tiene un grupo familiar, relacionados principalmente con el apoyo, los límites, el acompañamiento y la satisfacción de necesidades, en el caso de las personas con discapacidad, hay que destacar otros que se suman y que interfieren significativamente en el desarrollo:
A raíz de los grandes desafíos que implica para una familia tener un integrante con discapacidad, las instituciones que realizan algún tipo de intervención (terapéutica, educativa, etc.), no deben olvidar la importancia del abordaje familiar, entregándoles apoyo y orientación a través de herramientas concretas y espacios de aprendizaje para acompañar a sus hijos de la mejor manera posible.
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