Las personas con discapacidad son más propensas a sufrir bullying o acoso escolar, debido principalmente a las diferencias que presentan con respecto a los otros. La falta de herramientas para pedir ayuda y/o la escasa respuesta por parte del sistema educativo, son variables fundamentales a la hora de analizar esta temática.
El bullying se refiere a cualquier tipo de maltrato físico, psicológico o verbal que se produce entre pares. Este puede darse en el contexto escolar, pero también fuera de él, en espacios como las redes sociales.
Debido a la importancia que ha adquirido esta temática, nuestro país reconoce el día 19 de agosto como el día escolar por la paz y la no violencia, y si bien esta fecha surgió en otro país como resultado de movimientos independientes que promueven estos principios, es transversal la necesidad de generar espacios libres de agresión, donde el respeto y la tolerancia sean el foco.
En el caso de las personas con discapacidad, es común escuchar a adultos hablar sobre sus experiencias escolares de maltrato y acoso, lo que impacta en aspectos como su seguridad personal y autoestima. En estos casos, es fundamental llevar a cabo estrategias y actividades que permitan reconstruir esos ámbitos; sin embargo, al hablar de prevención, es imprescindible intervenir en el propio contexto educativo, realizando capacitaciones a docentes y alumnado, creando conciencia en estos últimos; en el contexto familiar, apoyando a las familias para que no deserten del sistema escolar y sepan qué acciones se pueden llevar a cabo; y por último, en las personas con discapacidad, desarrollando habilidades como pedir ayuda o distinguir una broma "sana" de una dañina.
Nuevamente el contexto tiene un rol fundamental, donde familias y escuelas pueden actuar de manera conjunta para pesquisar y/o prevenir situaciones o experiencias tan negativas, que marcan la vida de una persona para siempre.