Muchas veces los espacios de ocio se relacionan con la pérdida del tiempo; sin embargo, para las personas con discapacidad, es fundamental gestionar su propio tiempo libre, el cual también es una fuente de experiencias significativas y de aprendizaje.
Se entiende por ocio, las actividades que se realizan en el tiempo libre, cuando no se está trabajando y/o estudiando. Según datos expuestos por Plena Inclusión, El 50% de las personas con discapacidad percibe muchas barreras para acceder al uso de recursos de la comunidad y actividades de ocio y tiempo libre.
Esta realidad es preocupante no solo porque para todas las personas, los espacios de esparcimiento y ocio son fundamentales, sino porque además la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, establecen el ocio como parte importante de sus vidas, pues es ahí donde donde encuentran grupos de referencia, se desarrollan, aprenden y experimentan momentos de diversión.
Debido a la falta de experiencias de este tipo, las personas con discapacidad pueden presentar dificultades para gestionar su ocio y cosas tan simples como saber cuánto dinero se puede gastar, dónde pueden ir o llegar a consenso cuando se sale en grupo, pueden ser un gran desafío, por eso es importante acompañarlos en esto, sin perder de vista que tienen derecho a decidir sobre su propio tiempo, gustos y panoramas.
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