Se estima que alrededor de un 10% de la población mundial convive con algún tipo de discapacidad. Una revisión a la realidad de nuestro país, nos ayudará a comprender mejor los desafíos que tenemos en materia de inclusión.
La II Encuesta Nacional de Discapacidad, revela que alrededor de un 20% de la población adulta tiene algún tipo de discapacidad. En los resultados regionales recientemente publicados por la III Encuesta (Endisc, 2023), se muestra que solo en la región Metropolitana, la prevalencia de población adulta con discapacidad (mayores de 18 años) es de un 17,6%.
Ambas encuestas, nos entregan la posibilidad de seguir indagando y conocer la realidad de la población con discapacidad en materias de salud, educación o empleo, mostrando en todos ellos resultados poco alentadores, pues la situación siempre es de más precariedad, mayor vulnerabilidad y menor acceso en relación a la población sin discapacidad.
Solo a modo de ejemplo, la III ENDISC nos indica que el promedio de años de escolaridad en población adulta sin discapacidad, es de 12,7 años, mientras que en la población con discapacidad es de 10,7. Si bien todas estas cifras nos muestran una realidad que nos preocupa, contar con datos certeros nos ayuda a conocer las necesidades de la población con discapacidad, saber cuáles son los desafíos y de qué manera hacer frente a dichos desafíos, a través de políticas públicas e iniciativas cuyo fin es disminuir brechas, asegurar el acceso y participación de las personas con discapacidad y eliminar barreras que influyen en experiencias de discriminación y falta de igualdad.
Cabe mencionar que el empleo no queda fuera de lo preocupante de estas cifras, pues esta última encuesta señala que alrededor de un 50% de las personas con discapacidad, se encuentra en situación de inactividad, lo que nos muestra que uno de los grandes desafíos que tenemos por delante es la inclusión laboral, la cual no debe solo asegurar el acceso a un empleo, sino la permanencia en el mismo.
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