El 1 de octubre es el Día Internacional del Adulto Mayor y debido al aumento en la expectativa de vida y el incremento de la población mayor, es una temática cada vez más abordada. Sin embargo, ¿qué sucede cuando hablamos de envejecimiento en personas con discapacidad? Al parecer, son más las dudas que las respuestas.
Hablar de discapacidad y tercera edad, puede ser un sinónimo de deterioro en la calidad de vida y aumento en la situación de dependencia, si es que no se aborda a tiempo o si no se despliegan los sistemas de apoyos necesarios para hacer frente a esta etapa de la vida.
Debido a que hay una alta relación entre discapacidad, vejez y dependencia, se debiese avanzar hacia sistemas de apoyo a la dependencia, por lo que los centros laborales, también entran en este desafío, pues se ven en la necesidad de tomar medidas para atender esta realidad. Para ello, es fundamental anticiparse y tener en cuenta que los usuarios de los distintos servicios van a llegar a esa etapa y debemos dar respuesta, orientando a las familias, derivando a otros servicios y/o ampliando los que ya existen.
El envejecimiento y la discapacidad son factores de exclusión que impactan de manera significativa a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad socioeconómica, o a quienes tienen redes de apoyo deficientes o informales. Por ello, es importante hacer público el debate y la problematización de los cuidados en la tercera edad en personas con discapacidad, para tomar decisiones que puedan mejorar la calidad de vida de quienes se encuentran en este momento de su vida.