Entender qué sucede cuando un niño o niña tiene discapacidad, nos puede ayudar a comprender los desafíos que enfrentan de adultos, relacionados con la esfera social, emocional, académica y laboral.
Los niños y niñas con discapacidad se enfrentan de manera constante a actitudes negativas como el bullying, aislamiento, burlas, estereotipos, etc. Si a ello sumamos las limitaciones en el acceso a ámbitos como la salud y/o la educación, podemos comprender en mayor medida la situación de vulnerabilidad a la que están expuestos.
Por otro lado, existe una estrecha relación entre la discapacidad y la vulnerabilidad económica, por lo que se ponen en riesgo aspectos básicos en la niñez como una nutrición adecuada, la participación en actividades relacionadas con el deporte y la salud y una educación ajustada a sus necesidades.
Este escenario de exclusión que pueden experimentar los niños y niñas con discapacidad desde muy pequeños, sin duda afecta el desarrollo y puede determinar en algunos aspectos el cómo enfrenten la adultez, pues se perpetran dificultades en el acceso a ámbitos como la vida autodeterminada y el empleo, dos hitos fundamentales de la vida adulta.
La protección de los derechos de la infancia y el impulso de políticas públicas cuyo objetivo sea el reconocimiento y cumplimiento de dichos derechos, pareciera ser uno de los ejes centrales para eliminar barreras culturales, económicas y sociales que impiden el óptimo desarrollo de niños, adolescentes y adultos con discapacidad, evitando así un círculo de vulnerabilidad desde edades muy tempranas que puede extenderse hasta la adultez.