Los procesos de práctica permiten aplicar habilidades y conocimientos adquiridos durante la etapa formativa, además, son un acercamiento a la realidad que se experimentará más adelante, por lo que son altamente recomendables no sólo en el caso de estudiar carreras tradicionales.
Son un primer acercamiento al contexto laboral, muchas veces son la puerta de entrada para un primer empleo y además, permiten integrar todo lo aprendido durante la etapa formativa, a la vez que cumplen un rol "vocacional", debido a que facilitan que la persona se desempeñe en lo que hará de ahí en adelante.
A menudo, se escuchan cuestionamientos acerca de la utilidad de que personas con discapacidad experimenten estos procesos, por miedo a que sean muy estresantes o complejos; sin embargo, requieren pasar por esta experiencia, la diferencia radica en que esta debe ser siempre recibiendo los apoyos y el acompañamiento necesario.
Al igual que en los procesos de inclusión, en las etapas de prácticas se deben desplegar distintos tipos de apoyos como ajustar horarios, tareas, u otros ajustes razonables: ayudas memoria, pictogramas, check list, etc., pues lo importante es vivir estas experiencias y tener la posibilidad de reflexionar en torno a su verdadero interés y gusto por el área a la cual se están dedicando.