Los espacios de vinculación con el medio, como los voluntariados, entregan experiencias diversas y significativas a los grupos donde se llevan a cabo. Personas de distintas edades, con distintos intereses y conocimientos, son una fuente de aprendizajes y relaciones interpersonales enriquecedoras.
El voluntariado es un aspecto fundamental en las instituciones que tienen un fin social, debido a que es una forma de participación activa y fuente de cambio social. Además, el trabajo aportado en forma gratuita y con una motivación personal en la base, ha contribuido al ahorro de recursos por parte de las instituciones y a la solución de necesidades presentadas por distintos grupos.
Por otro lado, es necesario dotar de significado el trabajo de los voluntarios, fortaleciendo sus intenciones y motivación personal con formación y espacios de reflexión, que contribuyan a derribar el carácter caritativo de las acciones de voluntariado.
Los programas de voluntariado, además de fortalecer la adquisición de habilidades y conocimientos, debiese propiciar la convivencia entre distintas personas, con distintas edades e intereses favoreciendo las relaciones interpersonales en condición de igualdad, además de contar con los apoyos necesarios para asegurar el cumplimiento de los objetivos que tiene cada programa en el cual participan los voluntarios.
En cuanto a las personas con discapacidad, los beneficios percibidos de trabajar y compartir con otros, tienen relación con la motivación frente al trabajo, el desarrollo de relaciones interpersonales y el aprendizaje directo de habilidades, a través de actividades diferentes y estimulantes.